Tiempo despido

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Parte I.

El sol se eleva ligeramente en el cielo desde la puesta de sol, desafiando a cualquier ley conocida del cielo. La gente estaba observando este fenómeno imposible con asombro, mientras que el cielo era caótico sobre ellos. En los laboratorios subterráneos, los científicos intentaron desesperadamente encontrar una explicación, pero sus computadoras dieron errores más extraños.

Solo un hombre sabía la verdad. Mara, la única sobreviviente de un experimento de viaje temporal, había regresado del futuro con una terrible advertencia: el tiempo en sí había comenzado a romperse. El sol ya no respeta el curso natural porque ya no había una dirección clara del tiempo.

Y esto fue solo el comienzo.

Parte II

A medida que pasaron las horas, el caos se volvió más tangible. El día y la noche se agitaban sin el clima, las estaciones parecían fluir de regreso y antes, a veces en solo unos minutos. Los bosques florecían y se secaban en un ciclo interminable, y los ríos a veces fluían, como si la tierra misma se rebelara contra cualquier lógica.

En las profundidades de los laboratorios, Mara explica a los científicos aterrorizados: "El viaje en el tiempo no es una mera distorsión del orden temporal. Hemos roto la misma tela que define nuestra realidad. Como la conocemos, ya no es una línea recta, sino una espiral desordenada que puede colapsar en cualquier momento".

"Tenemos que encontrar el nodo temporal", dijo Mara. "El punto exacto en el que todo comenzó a romperse. Solo allí podemos reparar lo que he roto". Pero, ¿cómo localizar algo en una dimensión que se niega a fluir en un sentido natural?

Los presentes la escucharon con un corazón apretado. Sabían que sus soluciones tecnológicas eran inútiles ante tal desastre. La pregunta era una: ¿hay alguna forma de salvar al mundo? O, con la ruptura del tiempo, ¿todo estaba condenado a desaparecer en un vórtice infinito de posibilidades contradictorias?

Parte III

Mara y el equipo descubrieron gradualmente la verdad aterradora: la ruptura temporal no solo era una distorsión del tiempo, sino una disonancia en la estructura misma del universo. Analizando los datos, entendieron que lo que llamaron el tiempo era solo una manifestación de las vibraciones fundamentales de las cuerdas: filamentos de infinitina que conforman la realidad cuántica.

Cada evento temporal, cada momento, estaba relacionado con estas cuerdas que habían vibrado en armonía hasta su experimento.

"El viaje de tiempo no rompió solo un eje temporal", dijo Mara. "Desprecio toda la red multidimensional. El tiempo es solo una de las vibraciones de este tejido de realidad".

El nodo temporal era más que una anomalía; Era el punto donde las cuerdas de múltiples dimensiones habían sido caóticas. La inestabilidad temporal que sintieron, el sol que salió de la puesta de sol, las estaciones que fluían sin controles, fue un reflejo del desorden de las cuerdas.

"Para reparar la ruptura", continúa, "debemos encontrar la frecuencia exacta de las vibraciones de estas cuerdas y sincronizarlas nuevamente. De lo contrario, no solo nuestro tiempo colapsará, sino todas las dimensiones".

El viaje en el nodo se convirtió así no solo en una corrección del curso temporal, sino también en una realización de la realidad misma. Un error en el cálculo podría destruir la armonía entre todas las dimensiones existentes, pero un éxito significaría ahorrar no solo el presente, sino también la base de la existencia.

Parte IV

El laboratorio estaba sumergido en un silencio deprimente, solo perturbado por los ensordecedores de los supercalculantes que infligieron el caos temporal. Mara, con los ojos enfocados en los mapas de las vibraciones de la cuerda, sintió la presión del tiempo, una paradoja en sí, dado que el tiempo, como entendían, se había roto.

"El tiempo nunca ha sido lineal", dijo lentamente, más para sí mismo que para los demás. "Es una resonancia, una vibración de algunas dimensiones que solo comenzamos a entender".

Las pantallas frente a ella revelaron el nodo temporal, un trenzado caótico de las cuerdas de varias dimensiones, un punto de colapso. Cada frecuencia capturada por supercalculadores cuánticos era una rama de la realidad, una oportunidad de restablecer el orden o desaparecer por completo.

"Si no recalibramos las vibraciones correctamente", continúa, "no solo nuestro tiempo colapsará. Todas las dimensiones, todas las posibilidades colapsarán juntas".

Los científicos la estaban mirando en silencio. Todo dependía de Mara. Ella fue la única que había sobrevivido al primer viaje, la única que parecía entender no solo la ruptura temporal, sino también la verdadera naturaleza del universo. Lo que tenía que hacer ahora no era solo reparar el tiempo, fue para reescribir la armonía entre las dimensiones.

Con cada frecuencia identificada, los cálculos parecían profundizar el caos y, paradójicamente, mayores posibilidades de éxito. El nodo temporal tiró de las pantallas, llamándolo. Si la tarifa, todo terminaría.

"Entonces, volvemos al nudo", dijo el jefe del laboratorio, como si estuviera tratando de aceptar lo inevitable. "¿Pero si hacemos mal la frecuencia?"

Mara no respondió de inmediato. Su mirada fue fija en el pulso de las cuerdas. Un sonido apenas perceptible, como una nota musical que vibra al borde de la audiencia, llena su mente.

"Entonces", finalmente murmuró, sin poner los ojos en blanco, "no habrá nada que salvar".

Luego, las luces parpadearon nuevamente, como si el universo en sí estuviera esperando su decisión.

Parte 5

Mara enfoca su atención en ese sonido débil, como un eco distante de un universo mucho más grande que el que conocían. El viaje a través del nodo temporal no fue solo una incursión en el pasado o en el futuro, sino un salto en la realidad. Aunque la tecnología de laboratorio se había creado para controlar estos saltos, nadie había previsto el alcance del fenómeno que enfrentaban ahora.

Él respira profundamente, tratando de alinear sus propios pensamientos con vibraciones de cuerdas. Sintió que su mente comenzó a separarse del flujo lineal del tiempo. Siempre había tenido un regalo: su percepción del tiempo era diferente de los demás. Una intuición rara, que había desarrollado después del primer viaje. Pero ahora, ese regalo se había convertido en la carga de salvar todo lo que existía.

"¿Mara?" La voz de la cabeza del laboratorio se deslizó entre sus pensamientos, un repentino recordatorio de la realidad apremiante. "Solo tenemos unos minutos. Si las frecuencias no se estabilizan ..."

Ella levanta una mano, pidió silencio y miró nuevamente en la dirección de las pantallas. El pulso del nodo temporal se intensifica, y los supercalculadores parecían luchar para mantener la coherencia de la realidad. Los mapas de las vibraciones se volvieron cada vez más caóticos, pero en algún lugar de ese trastorno, Mara detectó un hilo común, una armonía sutil. Una nota perdida en el caos.

"Está aquí ...", susurró, aunque nadie en la habitación realmente podía entender a lo que se refería. Comenzó a escribir rápidamente, ajustando manualmente los parámetros de los supercalcules, ignorando las advertencias que parpadean en las pantallas. Las vibraciones en el nudo eran cada vez más poderosas, y el tiempo parecía doblarse, alejarse y comprimirse simultáneamente a su alrededor.

Mara entendió en ese momento: no era solo un problema de recalibración del tiempo. El universo era una sinfonía, y habían intervenido sin comprender realmente el puntaje. Cada dimensión, cada realidad era un instrumento y con cada viaje a través de su nodo habían interrumpido esta sinfonía cósmica. Ahora tenía que corregir los errores, traer armonía nuevamente.

"Prepare el acelerador temporal", ordenó, mientras sus ojos brillaban de una manera extraña, como si hubiera visto más que nadie. "Estableceremos la frecuencia correcta. Corregiremos todo".

El laboratorio está lleno de movimiento frenético. Se prepararon los autos ruidosos, la energía fluctuó en el aire y las luces continuaron parpadeando, como si reflejaran la inestabilidad del universo. Mara permaneció todavía frente a las pantallas, la única constante en un caos más profundo. Sus ojos perseguían precisamente cada cambio de frecuencia, ajustando los campos de energía hasta que, en un momento crítico, todas las vibraciones parecían estar sincronizadas.

Luego, sin previo aviso, las luces se extinguieron por completo. Un silencio completo llena el laboratorio, más apremiante que el zumbido constante de antes. Todos los científicos se detuvieron del movimiento, detenidos por el miedo a lo desconocido.

"¿Mara?" Alguien preguntó con voz temblorosa en la oscuridad.

No respondió de inmediato. En ese momento, sintió todo el universo en un estado de equilibrio precario, como un hilo entre el colapso y el rescate. Su aliento estaba tranquilo, y el latido resonó con esa nota sutil, esa frecuencia que parecía ser la clave.

"Ahora", dijo, casi en un susurro, pero con una firmeza aguda, "todo depende de una cosa: la elección que hacemos en este momento. Restablecemos las frecuencias o dejemos que el universo encuentre el equilibrio solo?"

Otra paradoja, pensó. En un intento por controlar, se arriesgaron a destruir todo. Si intervinieran nuevamente, podrían continuar el ciclo destructivo. Pero si no hicieran nada, todas las realidades podrían colapsar.

"¿Qué elegimos?" Preguntó el jefe del laboratorio nuevamente, pero Mara, en su profundidad, ya sabía la respuesta.

"Elegimos escuchar", dijo, con una voz que se había convertido en parte de las vibraciones del universo. "Y deja que la sinfonía se reescribiera".

Con un gesto fácil, deshabilite todos los pedidos. El laboratorio permaneció en la oscuridad total, y la paz que llenaba la habitación parecía diferente ahora, ya no era apremiante, sino llena de potencial. Las vibraciones de las cuerdas se alinearon solas, sin intervención. El nodo temporal pulsaba más lento, más constantemente, como un corazón que había encontrado su ritmo nuevamente.

Mara cerró los ojos y respiró hondo. La elección se había hecho. El tiempo, en toda su complejidad, encontró su equilibrio.

Un nuevo pedido comenzaba a nacer.

Autor

  • Nacido el 31 de enero de 1978 en Bucarest. Diplomat engineer of the "Politehnica" University of Bucharest, Department of Engineering Sciences, Francophone chain, Electrical Division, "Electrical Engineering and Computers" (French courses), in -depth studies in the field of electrical engineering at école Polytechnique Fédéral in Lausană in Lausană in the Lausania, Postgraduate specialization in pedagogy at the Department for the Training of Teaching Staff at the Universidad "Politécnica" de Bucarest. Ingeniero médico con "muy buen" calificador (magna cum laude) en el campo de la ingeniería eléctrica de la Universidad "Politécnica" de Bucarest, la Facultad de Ingeniería Eléctrica. Profesor universitario (preparatorio, asistente, jefe de obras) durante 21 años en la Facultad de Energía, Universidad "Politécnica" en Bucarest y miembro del Comité de Creatividad de la Academia Rumana (AOSR). Consejero del Ministerio de Educación, Centro Nacional para el Reconocimiento y equivalencia de diplomas a partir de 2007. Miembro de la Asociación General de Ingenieros (AGIR), de la Asociación "La Sociedad Científica ICPE" (SS ICPE), del Centro de Ciencias, Prospección, Creatividad y Ficción (Cadena) y Voluntario.

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